El trance de tambores neón de Ghetto Kumbé

El trance de tambores neón de Ghetto Kumbé

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Surgen de las sombras como sacerdotes, listos para liberar con su ritual al inconsciente de los presentes. Con atuendos multicolores y máscaras zoomorfas llegan al escenario y comienzan la invocación. A través de sus tambores, comienza el trance y por medio de la música, uno se transporta de América a África, del presente al pasado ancestral. Ellos son Ghetto Kumbé, que con su afro-house invitan a la resiliencia y a la alegría, en el Carnaval Bahidorá 2018.

El grupo nació como un experimento. Para el trío de Juan Carlos Puello (“El Chongo”), Andrés Keyta (“Doctor Jeyta”) y Edgardo Garcés (“El Guajiro”), quienes anteriormente trabajaron en proyectos como Toto la Momposina, Sidestepper y Ondatrópica, tocar un house caribeño, con beats futuristas, que se apropiaba de ritmos africanos era más un llamado a sus raíces y a la naturaleza que un trabajo. De ahí, que en 2013 surge, Ghetto Kumbé.

En el 2015 lanzaron su primer EP Kumbé (Guajira Records) y se hicieron nombre en Bogotá, Colombia, aunque los tres son oriundos de diferentes ciudades de la costa colombiana. Basado en la tradición wayúu, que centra sus tradiciones en la palabra y la búsqueda pacífica de la resolución de conflictos, Ghetto Kumbé busca a través de la música y el baile reivindicar lo propio. Con una electrónica incendiaria toman los conocimientos ancestrales colombianos y los mezclan con el House africano que actualmente se produce en Sudáfrica, Angola y Portugal. Chongo, se encarga del tambor alegre, el djembe; el Doctor Keyta, del doom doom; y el Guajiro, de los beats y la voz. Juntos, sus instrumentos retumban por el cuerpo y crean un ritual con el invitan al público a escuchar a sus tradiciones, la naturaleza y al universo.

En su último trabajo, su EP Soy Selva (Guajira Records, 2017) hablan sobre la gente antigua de Colombia, el respeto universal y el baile ritual. Experimentan con instrumentos ritmos propios del kuduro, house, breakbeats, kizomba, cumbia, chandé, y el moombathon, al mismo tiempo que retoman ritmos tradicionales del Caribe y África. En este material hacen un llamado a defender las tierras, como la de la Península Guajira, que es explotada en al actualidad.

Para ellos, la música es un nudo con el espíritu de pelea de la comunidad. Con su vestimenta tribal con decorados de neón y sus ritmos ancestrales con mezcla de aires frescos de la música actual, explotan las raíces inherentes de la humanidad y crean en el escenario un ambiente de espiritualidad urbana. Algo animal despiertan y es imposible no querer bailar con su música. Es por ello que su presentación durante el Bahidorá, en las Estacas de Morelos, será digná de presenciar este febrero.

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