El grafiti: nuestros deseos íntimos en una pared

El grafiti: nuestros deseos íntimos en una pared

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Una noche cualquiera, antes de irse a dormir, un tipo común y corriente mira a su alrededor y todo está normal. Cuando despierta, alguien ya pintarrajeó la puerta de su garaje… ¿quién fue?, ¿por qué lo hizo? Claro, el dueño de la puerta va a derramar bilis y a llamar al maestro pintor, pero para nosotros, que vemos la situación desde fuera, puede constituir un asunto digno de un análisis sociológico.

El grafiti es una de las formas de expresión más populares: su origen se remonta a la prehistoria, con el primer homínido ocioso y creativo que encontró una manera de rayar la pared de su cueva (seguramente a escondidas y con la desaprobación general del clan), pero más allá de la técnica o el estilo, lo interesante de la acción radica en la relación de esta forma de expresión con la esencia humana. La aparición de un grafiti está ligada al anonimato, y en consecuencia, a nuestra parte oscura: ¿quiénes de nosotros hemos sentido el impulso de cometer algún acto trasgresor?, ¿cómo somos en realidad cuando nadie nos mira?

Uno de los grafiti más populares en la Ciudad de México comenzó a aparecer con el aniversario de la matanza de Tlatelolco de 1968: "2 de octubre no se olvida". La realidad es que se les olvidó unos cuantos meses después y Echeverría ―el autor del genocidio― ganó las elecciones presidenciales. Peor aún, 50 años después, quizás la única propuesta de oposición auténtica ha sido el Frente Cardenista, en 1988. Pero ese grafiti como tal, y el año 1968 en general, han quedado inscritos en la memoria colectiva de nuestro pueblo.

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También hay grafiti rockeros y divertidos. Un año antes, en 1967, en una pared de Islington, Inglaterra, apareció el famoso "Clapton is God" (Clapton es Dios) como una alabanza al legendario guitarrista británico. La declaración trascendió fronteras y se convirtió en una frase de culto.

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Uno de los grafiti más vistos de la historia apareció en los años ochenta, y fue increíblemente popular en la Ciudad de México: tras la salida del álbum de Pink Floyd, el título "The Wall" era común sobre cualquier pared construida con ladrillos, algo que contribuyó a impulsar la portada este álbum como una de las más icónicas de la historia. Por otro lado, tal vez no sea un grafiti como tal, pero no podemos dejar de mencionar el título del álbum de Led Zeppelin Physical Graffiti.

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¿Y por qué no? También podemos ver en las ventanas y los asientos del metro declaraciones de amor: "Te amo Lupita". Las expresiones clandestinas son un modo de liberarnos, de sacar a la luz nuestro subconsciente y de decir quiénes somos en realidad: rockers, idealistas, guerrilleros, pandilleros, enamorados. A veces nosotros mismos nos sorprendemos.

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¿Quiénes hacen grafiti? El prejuicio común diría que los vándalos, pero la realidad es que prácticamente todos hemos incurrido en los principios del grafiti… Sí, tan simple como admitir ¿quiénes no mejoramos el aspecto de Benito Juárez con un bigote en nuestros libros de texto?, ¿o le pintamos colmillos de vampiro a Frida Kahlo? (a ella ya no había que pintarle el bigote). Esta situación no es exclusiva de México, los alumnos son alumnos en todo el globo.

Y ahora, el final políticamente correcto, cuando lo contracultural se convierte en la tendencia de moda, el llamado mainstream. Del mismo modo que la psicodelia peleaba contra lo establecido en un inicio, y acabó por formar parte del sistema, el grafiti ha pasado de ser un acto vandálico, a ser bien visto por muchos. El ejemplo más evidente que conocemos es el de Banksy, el famoso autor de grafiti inglés, que hoy es visto por algunos sectores como una especie de héroe, y muchos snobs ya se jactan de apreciar su "obra".

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Un caso interesante es el que se dio en la Avenida Congreso de la Unión de la Delegación Venustiano Carranza, en donde se contrataron a dibujantes reales de grafiti urbano para decorar las columnas del metro.

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Hoy las redes sociales cumplen parte de las funciones del grafiti: por esas vías, la gente se desahoga de la corrupción y las injusticias ―con la convicción de que aportó algo a la sociedad―. Pero aunque hoy en día "Clapton is God" probablemente se hubiera vuelto viral en forma de meme, esta expresión cultural seguirá existiendo, hasta que el ser humano se extinga a sí mismo. Y en ese momento probablemente sea Dios quien realice el último grafiti, y en el Universo aparezca alguna constelación estelar con las siglas R.I.P.


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