Cobertura Ambulante: 'Retiro'
El sufrimiento es compañero recurrente de este tránsito que tenemos por vida. Parecería que estamos condenados a ello por el mero hecho de ser humanos y en cierto sentido es así.
Toda vida que goce de algún nivel de consciencia tiene por obligación dicho calvario, pero pasa que el ser humano no lleva el asunto de sufrir como cualquier otro ser vivo, sino que además tiene consciencia de ello, y esa postura peculiar, lo convierte en una corona de espinas. Ya bien lo decía una de las poetisas más prolíficas del barroco mexicano.
“Cabeza que piense no espere más corona que de espinas”
De todo esto habla Retiro, ópera prima de Daniela Alatorre que es parte de la programación de Ambulante estos días. Muchos no quisiéramos ser humanos y de vez en vez soñamos con la posibilidad de ser algo que no somos, pero nada podemos hacer con el ser que nos hicieron.
La única solución parecería ser retirarnos de nosotros mismos para así poder ver de fuera lo que somos y en algún sentido comprendernos.
Así lo hace Perla que forma el último eslabón de una cadena generacional de tres mujeres que visitan junto con otras miles el Santuario de Atotonilco en Guanajuato, en busca de liberar el sentimiento que azora las noches y los días de su condición humana y su naturaleza de mujer en una sociedad dominada por la violencia y la incomprensión y donde la mujer parece ser muchas cosas menos una persona.
Como un canto religioso al unísono, resuenan las historias de las muchas mujeres que visitan este lugar sagrado para expiar las penas y la memoria de una vida marcada por el maltrato y coronada por la voluntad.
Niñas y jóvenes, señoras y ancianas ríen, cantan y lloran en un encuentro religioso que tiene pocos parecidos en el mundo. Un evento completamente necesario en una sociedad donde al espíritu se le ha relegado y nos ha dejado con rescoldos de lo que una vez fue una verdadero éxtasis emocional donde uno puede por pequeños segundos tocar el manto de Dios y olvidarse por un momento que se es humano y que se es mortal.
Retiro es una invitación a la memoria de que el sufrimiento forma parte de nuestra vida y que en comunidad y entrega espiritual la experiencia humana se puede convertir en un encuentro con el amor a uno mismo para cruzar la senda hacia lo que sea que llamemos Dios.