Cine en tiempos de pandemia: 77ª Biennale de Venecia
Foto vía: Naomi Ferrari G.
EXT. TRANSBORDADOR- DÍA. Eran las 14:10 hrs, el verano se estaba despidiendo, pero era el inicio de uno de los eventos magnánimos más antiguos e importantes del mundo. La laguna nos recibía con grises nubarrones de fondo y una ligera llovizna, una presuntuosa y dramática introducción al comienzo de la Muestra Cinematográfica de la Biennale de Venecia, presente del 1 al 12 de septiembre.
Oficialmente sería la número 77, sin embargo hay quienes la nombraron la edición cero, dado que su realización fue extraordinaria, y cuando digo extraordinaria, es porque, las posibilidades de que las calles se volvieran a vestir de rojo, y se concibiera otorgar el león de oro, eran muy bajas, por no decir nulas.
Este año un personaje ajeno deseaba quitar protagonismo a los creadores, a sus obras y a sus intérpretes.
Foto vía: Naomi Ferrari G.
Se añadió un accesorio más en la alfombra roja, y se levantó un muro para evitar que los cientos de fanáticos se abarrotaran, esos mismos que en ediciones pasadas dormían y esperaban horas bajo el sol hasta ver a sus ídolos pasar con la ilusión de tomarse una foto o pedirles un autógrafo.
La crisis del Covid-19 cambió la atmósfera en todos los sentidos. Un escenario distópico en el que se accesa a la zona de la Mostra a través de portales que miden la temperatura y distribuyen gel antibacterial. Delante del Palazzo del Casinò transitan unas cuantas bicicletas y peatones, así como en el Bar del Leone permanecen sentados pocos individuos refrescándose con un spritz o un prosecco para comentar la selección en curso.
El número de asistentes es mucho menor respecto al habitual, y esta vez las emociones a flor de piel no se contagian de codo a codo, pero esto no impidió que los amantes del séptimo arte volviéramos a habitar las salas, y reviviéramos el sentarnos en una butaca para inyectar nuestros ojos en la pantalla. Dispuestos a emocionarnos con nuevas historias provenientes de Argelia, Vietnam, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Alemania, Italia, y por supuesto, México, entre otras tantas partes del mundo.
Foto vía: Naomi Ferrari G.
Se tendría que citar Venecia 2020 como un acontecimiento, el hecho de que el presente festival haya sucedido de forma presencial nos afirma que, a pesar de todas las vidas cobradas desde marzo de 2020, el cine sigue vivo y no planea sucumbir ante ninguna amenaza, ni siquiera la de un virus. Al contrario, en momentos de crisis, el cine funciona como una herramienta documental y, sobre todo, nos permite compartir experiencias aún estando a un metro de distancia.
Que comience la función.
Foto vía: Naomi Ferrari G.
