'Violator': un Depeche Mode para los 90
Depeche Mode se ha distinguido por ser uno de los referentes históricos del techno pop (sin quitarle el puesto de honor a Kraftwerk); en 1987, su producción Music for the Masses los colocó en la cima de esa escena ―por lo menos, en cuestión de popularidad―, y cuando regresaron al estudio en 1989, decidieron ampliar sus horizontes. Precisamente en ese año, después de una década dominada por sintetizadores, el álbum homónimo de los Stones Roses había traído a la guitarra de vuelta al lugar protagónico en un grupo de rock y estaban a punto de explotar varias corrientes, como el llamado "rock alternativo", el grunge y el britpop.
Desde la portada, el álbum nos anuncia un cambio de estilo: por primera vez, la imagen de la cubierta no contiene una foto, en su lugar, algunas manchas rojas y blancas representan la abstracción de una rosa. El diseño corrió a cargo de Anton Corbijn, quien en ese momento trabajaba con las agrupaciones de moda, como U2, R.E.M. y Nirvana, entre otras. Corbijn, además de diseñador, es fotógrafo y realizador, y las nuevas generaciones aún aprecian su trabajo como director del videoclip para "Enjoy the Silence".
En la cuestión musical, los seguidores de antaño se sorprendieron al escuchar los acordes de guitarra de "Personal Jesus", en un acercamiento muy peculiar a la música campirana de los Estados Unidos. Las presentaciones en vivo también cambiaron: Martin Gore se plantaba con una guitarra y Alan Wilder detrás de una batería, emulando la clásica alineación de un acto de rock. Dave Gahan, por su parte, asumió a la perfección su papel de rockstar, en una interpretación que trascendió los límites del escenario y lo empujó a tener problemas con la heroína.
Al igual que en los álbumes anteriores, el escritor de las canciones fue Martin Gore; si bien sus temáticas recurrentes de sexo y religión seguían presentes, ciertamente se nota una madurez en la forma de expresarlas: el cuestionamiento sobre la existencia de Dios, pasa de la burla simplona de "Blasphemous Rumours" a la mordaz crítica de "Personal Jesus", en la que se aborda el tema vigente de los canales religiosos que piden dinero a sus televidentes para reservarles un cachito de cielo, venderles un "Jesús personalizado" (un asunto que también inspiró a otras bandas del momento, como Black Sabbath con "TV Crimes" y Genesis con "Jesus He Knows Me"). La letra es en definitiva una sátira brillante que le valió al cuarteto una saludable exposición en MTV.
En lo correspondiente al aspecto sexual, también se ve un refinamiento: de la burda petición explícita de la sadomasoquista "Master and Servant", Martin logra ahora expresar una sexualidad más mística, a través de "World in My Eyes", en la cual motiva a su pareja, sí, a compartir sus fantasías en complicidad, pero desde una visión más cosmogónica, en un viaje espiritual.
En la acostumbrada sección de canciones cantadas por Martin Gore, "Sweetest Perfection" representa esa oportunidad para expresar su sentimiento sobre planteamientos existenciales más personales, como la soledad, el uso de drogas, o la tendencia a idealizar las relaciones románticas. A pesar de no haber trascendido a la par de los sencillos que siguen sonando en la radio, se mantiene como un tema sólido que contribuye a la "dulce perfección" de este álbum.
Por último, hay que mencionar la monumental labor de producción a cargo del británico Flood, quien por cierto, un año más tarde sería el ingeniero de sonido en Achtung Baby, la obra de U2 que siguió los pasos de Violator para posicionar a U2 como una banda de rock alternativo; pero por ahora, Flood conseguía una obra sólida, en la que cada sonido estaba colocado en su lugar y su tiempo correcto. Para muestra, la monumental "Policy of Truth".
Hay un antes y un después en relación a este álbum: el principal escritor era Martin Gore y la estrella visual era Dave Gahan, la discreta labor de Alan Wilder resultó ser una contribución valiosísima a las composiciones musicales… una situación que quedó en evidencia con su salida años más tarde. Hoy se le puede apreciar con su proyecto Recoil y, si bien Depeche ha mantenido un standard de calidad bastante digno, los fanáticos de la banda extrañan las deslumbrantes atmósferas creadas por él. Por ahora situémonos en la nostalgia, y revivamos las canciones de Violator, a 30 años de su lanzamiento.