A 30 años de Nine Inch Nails y su 'Pretty Hate Machine'
Ese año, 1989, quedó marcado por el lanzamiento del primer álbum en estudio de Nine Inch Nails – Pretty Hate Machine.
El camino de este disco podría mostrar un paralelo con la salida al mercado del Twitch de Ministry y la carrera de Al Jourgensen hasta ese momento, incluso Athan Maroulis dice: “Uno verdaderamente puede imaginarse a un joven Trent Reznor pasando mucho tiempo con Twitch previo a sus días con [Nine Inch Nails]”, en un ensayo que aparece en la Trax! Box de Ministry.
Y basta ver los créditos de producción e ingeniería del Pretty Hate Machine para darnos cuenta de lo cierto que esto es. Si bien Reznor, ya como Nine Inch Nails, entró de lleno en la escena industrial —aunque con tintes de EBM en su mayoría—, el que decidiera trabajar con los involucrados en este álbum debut no parece coincidencia. Por un lado encontramos al productor británico Flood, que había sido uno de los ingenieros en el debut de Ministy, junto con la dupla Adrian Sherwood y Keith LeBlanc, que trabajaron en Twitch, el equipo se acabó de formar con John Fryer, uno de los miembros fundadores de This Mortal Coil.
Es posible que gracias al trabajo de los primeros productores de Ministry le diera esta línea un tanto más dirigida hacia una música bailable, por decirlo de alguna manera, que incluso llevó a la banda a participar en el programa Dance Party USA, donde presentaron “Down In It”.
Pero sin duda es un disco mucho más introspectivo de lo que la música nos haría creer, en especial con temas como “Something I Can Never Have”, una de las composiciones más minimalistas del disco, pero cuya producción la vuelve casi inquietante, reminiscente al trabajo de Martin Hannett con Joy Division.
A 30 años de su lanzamiento, vemos que Pretty Hate Machine es un disco que de cierta manera sentó las bases de lo que Reznor trabajaría en cuanto a los temas de sus letras en sus obras posteriores, mostrando de una manera muy clara sus influencias antes de tomar el camino más abrasivo, musicalmente hablando, que vendría a partir del EP Broken. Esto ha hecho que además se le considere como el disco más accesible de Nine Inch Nails, además de uno de los más vendidos.