Paper Boats: contra la separación de migrantes
“No me quedaré en silencio mientras se llevan a mis padres” decía una pancarta de la marcha que hubo en Missisipi en contra de las redadas llevadas a cabo por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés) que sucedieron el pasado 7 de agosto en procesadoras de alimentos, donde alrededor de 680 migrantes fueron detenidos y que dejaron a cientos de niños y jóvenes sin sus padres cuando llegaron a casa o salieron de la escuela.
Tan sólo este año se han separado a más de mil (más los de la pasada redada en Misisipi) niños de sus padres migrantes en Estados Unidos y se calcula que alrededor de cuatro mil en lo que va de todo el gobierno de Trump (2016 a la actualidad).
Donald Trump legitimó las acciones antimigratorias diciendo: “[…] no hay nada secreto, ICE es la policía, son grandes patriotas. Tienen un trabajo difícil.”
Por su parte, el comisario interino de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CPB), Mark Morgan, sobre el video de una niña llorando pidiendo que liberarán a sus padres, dijo a CNNN: “Comprendo que la niña estuviera alterada. Eso lo comprendo, pero el padre cometió un delito”.
“Criminal”, ¿Cuál es el significado de esa palabra y cómo se esta utilizando por el gobierno de Trump?, criminal es aquel que infringe la ley y alguien que cruza la frontera “ilegalmente” se convierte automáticamente en uno, para Trump y la retórica de su gobierno. ¿Criminal es alguien que cruza una frontera sin avisar y tener permiso del gobierno de ese país?, ¿La ley siempre representa la justicia?
Hay que hacer presente que, esas medidas no afectan a números abstractos en un papel, son personas y familias que ven su día a día totalmente fragmentado. Las decisiones de Estado transforman la realidad de las personas, pueden destruir no sólo su patrimonio sino romper sus lazos afectivos y ver su vida radicalmente cambiada para siempre. En esa mirada personal y familiar, se centra la propuesta del director Yago Muñoz y del escritor Carlo Muñoz para Paper Boats (Barcos de Papel), un largometraje mexicano estrenada en México en 2019 durante el Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF).
La película es un retrato familiar, de una madre inmigrante mexicana en Estados Unidos, que al ver la posibilidad de que le pudiesen quitar a sus hijos, decide mandarlos con su abuelo que vive en la zona desértica de Sonora. El abuelo lucha contra la soledad en medio de un lugar seco, no sólo en paisaje sino también en personas, la mayoría ha migrado a Estados Unidos y los que se quedan deben sortear la pérdida.
El arribo de sus nietos ponen un reto al abuelo y su concepción de fortaleza. De un instante al otro debe hacerse cargo de una niña y dos niños que nacieron en Estados Unidos y que, al llegar al desierto mexicano cambia su forma de vida. En una pedida constante por la presencia y saber el paradero de su mamá, mientras que el abuelo lucha por mantener una barrera emocional que le ha hecho prevalecer “fuerte” en su soledad pero, que poco a poco, durante la película se va descarnando para dar paso a permitirse mostrar sus sentimientos y aceptar su fragilidad.
“Queríamos hablar sobre la separación familiar, que las familias deben estar unidas y no debe de haber fronteras entre el amor y los lazos humanos. Una vez, que teníamos planteado eso, pudimos entender que todo los demás era un contexto y una atmósfera”: Yago Muñoz
Con una hermosa fotografía, escenas conmovedoras y fuertemente críticas acerca de lo que representa la migración en un ámbito familiar íntimo y no en meros número abstractos, un pasaje memorable es cuando los niños junto con su abuelo ven pasar a la Bestia, donde el tren lleva migrantes montados en su techo y los niños los saludan sin saber que, en cierto modo, son sus iguales.
Al comienzo de la cinta suena un discurso de Trump que nos sumerge en el contexto inmediato y que muestra la premisa de los creadores donde, no evitan el tema político pero lo plantean de distinta manera:
“En un pequeño discurso te das cuenta de toda la ideología que hay alrededor del mexicano y del migrante en Estados Unidos, sin embargo, sabíamos que en lo que nos íbamos enfocar era en la parte humana […] no queríamos hacer un panfleto, queríamos decir que también hay un sueño mexicano, el americano no es el único, no es la hegemonía de los sueños. La felicidad no es sólo eso”: Yago Muñoz
Y ese sentido se ve reflejado en la película, que va desarrollando el proceso de conocimiento y de creación de vínculos afectivos de unos niños y su abuelo nacidos en diferentes lados del río Bravo. Lo importante no se vincula a la posesión económica sino al acompañamiento humano y al reconocimiento del otro como parte propia, en su ser familia.
La patria y el nacionalismo no convergen en la cinta pues, las actas de nacimiento no definen los vínculos afectivos y tiene que ver más con la cotidianidad, donde la pertenencia es entendida como cariño y aprecio por las personas y el lugar en donde estamos o queremos estar, no por procesos burocráticos e institucionales migratorios.
Habría que mirarse que la idea de Estado-Nación (o de país) es relativamente nueva en nuestra historia, del S. XVIII- XIX para nuestros días y que, a pesar de que los “grandes patriotas” nos han querido decir, esa nacionalidad no es homogénea como creemos.
No hay una “raza única” o un “grupo cultural único” que sea representativo de las nacionalidades, en realidad, y esa es una verdad histórica, la migración entendida como flujo de personas siempre ha existido desde que hay humanos en el mundo.
Yago y Carlo ponen sobre la mesa una discusión sobre la idea de patria. Su abuelo llegó a México con el Exilio español por lo que Carlo nos dijo:
“Mi abuelo siempre decía, cuando acababa de decir algo importante, ´Que le daba un beso a su madre y otro a su patria´, pero no decía cuál. En la película el tema de la madre, de la maternidad, es como se toma el tema de la patria, así se plantea como donde uno tiene ese apego. […] Nosotros queríamos tomar el tema de la patria, no tanto como definirla sino como un sentimiento. No es un concepto, sino una manera de sentirse. […] Al final la patria termina siendo el lugar donde está la familia. “
La propuesta cinematográfica hace una distinción clara entre patriotismo y cultura. El primero se define con la retórica de Trump, es decir, la exaltación de un sentimiento de pertenencia a una nación basado en preceptos históricos y raciales que por cierto, son sumamente de dudar, histórica y éticamente. Y la cultura, como ese estar cotidiano, los vínculos humanos que se forman a través de la vida misma.
“Para mí, el concepto de patriotismo es absolutamente anacrónico y dañino […] Son tres niños, que no serían ni mexicanos ni norteamericanos, pero, ¿Qué es la patria?, el abuelo y los niños eso es, de alguna forma, su cultura y a lo que tienen derecho”: Yago Muñoz
Las creaciones artísticas no dejan de ser políticas. Los temas que plantean y la forma en qué lo hacen nos dan mensajes específicos que buscan una agenda. Los hermanos Muñoz tienen un mensaje claro, la separación de familias por justificaciones migratorias es inadmisible. No lo hacen desde el discurso político, sino desde la inmersión a un entorno familiar cotidiano, construido con unos niños que efectivamente eran los nietos del actor Pedro Damián (que hace del abuelo en la película).
“Fuimos encontrando estos micro universos que ellos van creando, el personaje de la madre simboliza la gran mayoría de los migrantes y la sensación de paranoia y desinformación que se vive[…] la niña, la hermana mayor, pasa a ser la negociadora, la proveedora de los niños […] los dos niños son la inocencia y la esperanza, la virtud de la ignorancia y el abuelo, es todo el reflejo de la sociedad del olvido, toda esta gente que se queda. La migración es bien dura tanto para los que se van como para los que se quedan, los que se quedan sufren muchísimo”: Yago Muñoz
Desde el ámbito cinematográfico, Paper Boats (2019) es un argumento en contra de la ya desgastada visión patriótica de la nacionalidad, esa que proclama seguir el sentido de pertenencia, en términos meramente legislativos que atentan contra millones de personas.