Todos conocemos la historia: un puñado de amigxs viaja hacia un destino particular; no obstante, una serie de eventualidades y descubrimientos ocurren durante el trayecto o ya en el lugar final, sólo para enterarse que el destino era lo menos importante, lo más importante es el viaje. Este es un estándar de la raod movie, y aunque hay iteraciones alrededor del arquetipo, en esencia se trata —más que de la geografía en cuestión— del poder transformador del viaje, las personas y el camino (literal o metafórico) por recorrer.
Al tener ese molde tan familiarizado, una cinta como À L’Abordage resulta más que llamativa. En la trama, hay un viaje con unos amigos y el destino al final no es tan importante como los descubrimientos que hacen en el camino. Es decir, el patrón parece encajar bastante bien. Todo lo demás, sin embargo, está alterado. Como una intencionada transgresión, pero con absoluta calma que no le da un carácter exactamente paródico, À L’Abordage es más que una agradable sorpresa, es un compilado de situaciones tan idiosincráticas que deshacen la línea entre la absoluta comedia y la más profunda pena ajena.
Nada en À L’Abordage sale como los personajes lo “planean” y quizá ese es su más logrado triunfo: dejar de lado todas las expectativas y entregar algo que no es exactamente impredecible, sino una constante frescura de observar. Es irrisorio observar cómo los tropos comunes de las road movies o las romcoms son ignorados para priorizar una plana comedia de comportamientos excéntricos y respuestas que oscilan entre la ternura y la inocente idiotez.
En su cuarta película, el director francés Guillaume Brac ensambló a jóvenes actores desconocidos, de trasfondos sociales y culturales diversos, para hacer una atípica comedia, donde los moldes narrativos podrán ser familiares pero los métodos que los muestran no lo son. A pesar de sus situaciones contrarias, una suerte de conjunción se crea a partir de la camaradería y la incomodidad social, pero también hay un elemento en ocasiones menospreciado, y se trata de la conexión emocional. À L’Abordage es también una película de las improbables pero posibles conexiones románticas a pesar de los contextos adversos.
La película atraviesa también una serie de comentarios alrededor de la posición social y la raza: los personajes son de diferentes estratos sociales y grupos étnicos, y deben convivir (en ocasiones a regañadientes) a pesar de que su formación y valores son diametralmente opuestos. Quizá añadiendo a sus capas de diferencia, À L’Abordage diluye un posible tratado de extrema solemnidad no sólo con comedia, sino con una prominente dulzura y empatía que abarca las relaciones personales e interpersonales de los involucrados en la trama. Sin dejar de hacer puntuales observaciones sobre la sociedad francesa, À L’Abordage es también un vistazo a lo que pasa cuando las diferencias se encuentran, y en vez de conflicto hay una obvia incomodidad que en el camino pasa a ser un profundo entendimiento.
Les recomendamos: 19 Festival de Cine Judío en México: 'Winter Journey'