'Movement', la oda debut y transicional de New Order a 40 años
Este Vintage 909 se lanza por Factory Records el 13 de noviembre de 1981 por Bernard Sumner, Stephen Morris y Peter Hook sumando a Gillian Gilbert bajo un nuevo nombre y concepto tras el suicidio de Ian Curtis que obligó al fin de Joy Division
El primer álbum de New Order es una absoluta oda a la disolución, al caos, a la pérdida pero sobretodo a la continuidad: "the show must go on" dicen en el medio o "solve et cvagvla" los allegados a las artes oscuras, como en la Thule, parte fundamental del nacionalsocialismo alemán al que Joy Division hizo muchas referencias.
Álbum transicional que divide la tercera etapa de Warsaw - Warsaw / Joy Division / New Order -, Movement es una obra básica para los seguidores del movimiento post punk, para los amantes de la música electrónica y sobre todo para todos y todas quienes son fanáticos de la obra "yoidivisioniana", sin importar que hablemos de New Order o de Peter Hook en solitario, o de Joy Division en sus facetas diversas con Ian Curtis aún en vida. A 40 años de su lanzamiento, es el Vintage 909 de la semana.
Desde el inicio de Movement, con "Dream Never Ends" notamos en menos de un minuto que hay un cambio de orden en la banda. La introducción es un flashazo al sonido del Joy Division de la época de "Shadowplay" en Unknown Pleasures, dónde de repente el requinto cambia para descubrirnos el nuevo orden, lo surgido de un mundo terminado: "nunca sabremos cómo sería todo contigo / te extrañamos pero debemos seguir”.
Básicamente este es el epitafio de los compañeros de Ian Curtis después de su suicidio. Con él murió Joy Division pero el talento de Peter Hook, Stephen Morris y sobre todo el de Bernard Sumner, primer oficial de Ian Curtis, era innegable. Hubiera sido un desperdicio terminar el sueño a la muerte de Curtis; hubiera sido una pérdida incalculable para la música del siglo XX si no se hubiera reestructurado la banda; hubiera sido un pecado dejar morir la aventura.
Era prácticamente un hecho que Joy Division triunfaría en Estados Unidos si no hubiera sido tan súbito su final, y Bernard Sumner lo sabía muy bien —al igual que Tony Wilson y Martin Hanett—. Ya en Closer, la mano de Sumner era más notoria: los sintetizadores, las cajas de ritmo, lo electrónico, los ecos de Kraftwerk, el cambio generacional que muchos ingleses siguieron como canto de sirenas. Alguna vez el líder, vocalista y bajista de OMD, Andy McKlusky, mencionó que después de ver a Kraftwerk en vivo, en su natal Liverpool, desechó sus guitarras para construir sintetizadores caseros; Sumner pertenece a esa generación.
A la largo de los ocho cortes que suman el total de Movement, encontramos las atmósferas críticas y gélidas de Closer y Unknown Pleasures pero… rebajadas, direccionadas a la transición. Sería interesante tener la oportunidad de entrevistar a Bernard y saber por fin si el sonido de Movement es a propósito un híbrido entre el sonido suyo y el fantasma de Ian Curtis; si fue un homenaje o no había de otra más que simular lo más posible su voz.
De tendencia estructuralista desde la portada que parece parte del futurismo italiano, con temas fuera de lo común y al mismo tiempo contemporáneas de Speak and Spell de Depeche Mode o del Human League que componía rolas homenaje de JG Ballard, Movement es un álbum básico para el melómano sofisticado del siglo XXI.
Es una guía para los obsesionados con la División del Gozo, es otra iconografía más, para los hipsters que marcan su territorio o zona de gentrificación, con sus Dr. Martens sin una sola señal de los pasos andados, y sus playeras de Unknown Pleasures —han visto el meme que dicta: si ves esta playera por tu barrio "mírese la portada el primer disco de Joy Division", tu barrio próximamente será gentrificado?—; es el antes y después.
Muchas bandas a pesar de que sus miembros han muerto o se han perdido en la nada —como Los Rolling Stones, ACDC o Pink Floyd— han continuado. No podríamos imaginar a Los Beatles sin uno de ellos o a Led Zeppelin tocando regularmente sin John Bonham. Hubiera sido un error enorme no constituir un nuevo orden después de Ian Curtis.
A manera de epílogo, dos rolas giran entorno a la época de Movement: "Temptation" que tendrá la versión que todos aman en Substance, la colección de hits y rarezas de 1987 y "Ceremony", lo último de lo último que Ian Curtis grabó. Por cierto, ¿alguien sabe si el Festival Ceremonia se llama así por esta rola?
Por cierto, si quieres saber más sobre New Order y Joy Division puedes revivir nuestro documental RETROSPECTIVA 1979: JOY DIVISION CUARENTA AÑOS DE LUZ Y SOMBRAS, da clic: