Kamasi Washington más allá del jazz
La belleza de encontrarte inmerso a lado de miles de personas con las que compartes más que un gusto musical. Mirar los rostros, escuchar los gritos y sentir las vibraciones en las piernas para concluir que todos compartimos la misma certeza: estamos frente a una leyenda.
Cuando se llegan a este tipo de conclusiones el presente sirve de poco. Para hablar del concierto de Kamasi Washington en el Plaza Condesa hay que aferrarnos al pasado e ir construyendo el futuro. Recordar para extender los sentimientos que provocaron en nosotros las notas de uno de los mejores saxofonistas de nuestros tiempos. Imaginar las palabras que diremos cuándo nos pregunten cómo estuvo, y no quedarnos limitados ante los ritmos y mensajes que nos hicieron viajar.
Kamasi Washington va más allá del jazz. Es un músico que entiende las necesidades de la industria y de quienes pagan para verlo tocar. Ha rebasado a los de su generación y encuentra otros públicos muy distintos a los que llegan los músicos consagrados que siguen firmando con la disquera Blue Note.
Eran las 9:10 de la noche cuando Kamasi y sus músicos salieron al escenario. Vestido con un dashiki (vestimenta africana) rojo, agradeció al público mexicano por darse cita y apoyarlo en su corta carrera, para luego darle paso a las primeras notas de “Street Fighter Mass”, uno de los primeros sencillos que conocimos del Heaven and Earth. Fiel a su saxofón alto, al poco protagonismo y al acompañamiento e improvisación que la música requiere, se presentó con dos bateristas, un trombonista, un pianista, un bajista y una cantante.
Frente a más de dos mil personas aplaudiendo y un micrófono aguardando, entró al escenario el flautista Rickey Washington, padre, maestro, e influencia de Kamasi. A partir de ese momento el ensamble se completó para dar paso a los éxitos que lo han llevado a los festivales más importantes del momento y a colaborar con grandes figuras de la música como Herbie Hancock y Lauryn Hill.
Fue así que escuchamos “Malcolm’s Theme”, el cover a la canción del trompetista Terence Blanchard. Siguiendo con “Re Run” y con una de las canciones más esperadas: “Truth”. Alejado del latin jazz y abierto a la experimentación, Kamasi y sus músicos decidieron darle paso a la cumbia y así transformar la base de las baterías y el piano para que el saxofón brillara en un ritmo al que nunca se habían acercado, o al menos, nunca en un concierto.
La música como encuentro con el otro. En este caso con el trompetista Freddie Hubbard, al que le hicieron un tributo al tocar la canción “Hub-Tones”. Consecuentes con el último álbum de estudio, escuchamos “Will You Sing” para luego cerrar con la poderosa “Fists of Fury”.
Agradeciendo al público mexicano bajo un reducido español, Kamasi y sus músicos salieron del escenario simplemente para dar un respiro y, probablemente, hidratarse un poco. Ante los aplausos y los gritos, volvieron para interpretar la última canción de la noche, “The Rhythm Changes”, canción del 2015 y con la que muchos lo conocimos. Fue esa luz que se apagó en el Plaza Condesa para quienes vimos historia. Ahí las certezas hicieron a un lado las dudas y concluimos en que estuvimos frente a una leyenda.
Atado a su saxofón seguirá dando giras y encontrando sonidos distintos a los que nos ha mostrado. Aumentarán las colaboraciones. Ganará mucho más dinero. Llevará mensajes a lugares que probablemente nunca conoceremos. Mirará rostros y escuchará otro tipo de gritos. Mientras tanto, nosotros seguiremos aquí, recordando e imaginando qué diremos cuando alguien nos pregunte ¿cómo estuvo esa noche del 23 de enero del 2020 cuando viste a Kamasi Washington?