Irinea Buendía, la fuerza de la verdad
Por: Lucía Lagunes Huerta
En estos tiempos es bueno traer agua fresca a nuestra apuesta feminista, para seguir manteniendo el aliento de la fuerza violeta que inundó nuestro país el pasado 8 de marzo.
Recordar que la tenacidad, vale la pena, que, por mucho que nos tardemos, cada paso hacia adelante a favor de los derechos de las mujeres y niñas es un logro que hay que aquilatar, para seguir caminando y ganarle al desaliento al que le apuesta el patriarcado.
Más cuando se trata de justicia y de la vida de las mujeres, aunque al final del día siempre se trata de la vida misma, de nuestra vida.
Cada girón de justicia que se arrebata a la impunidad cuando hablamos de violencia feminicida, es un avance. Por ello, este día quiero traer a este espacio lo logrado por una madre que desde el minuto uno, se negó a aceptar que su hija, Mariana Lima Buendía, se había suicidado. Lo logrado por esta madre es agua fresca para este país, tan dolido por la violencia y la impunidad.
Me refiero a Doña Irinea Buendía, quien se ha convertido no solo en una defensora de derechos humanos de las mujeres, sino un referente de la tenacidad y la resiliencia en busca de la verdad y la justicia, que abrió puertas a fuerza de sentencias para que el feminicida de su hija Mariana, reciba la pena de 70 años de prisión, gracias a 13 años de resistencia.
Pero más aún, la justicia que logra para su hija Mariana es una puerta abierta para todas las mujeres, cada paso que ha dado, no solo involucra a su hija, es el camino para que puedan andar todas las mujeres y niñas de este país, cada vez más cercanas a vivir libres de violencia.
Como todas las madres que buscan justicia para sus hijas, doña Irinea se enfrentó a un sistema judicial que le puso todos los obstáculos para acceder a la verdad, y, además, a una corporación policial, que cerró filas en torno a uno de los suyos, para protegerlo, que es, ni más ni menos que el feminicida de su hija.
Julio César, el hoy sentenciado por feminicidio, era policía ministerial de la entonces Procuraduría de Justicia del Estado de México, en el año 2010; es decir, el feminicida formaba parte de la institución que tenía que investigar la muerte de Mariana Lima, que era su pareja, y contó con dos instituciones para poder mantener una mentira durante cinco años.
Para doña Irinea, esto no fue motivo de freno tener que enfrentarse a dos instituciones que prefirieron montar el engaño del suicidio para ocultar la verdad de lo ocurrido con Mariana Lima.
La frase “No fue suicidio, fue feminicidio” se volvió el lema de doña Irinea y de otras madres y recorrió todas las salas judiciales, las calles de este país, e incluso la Suprema Corte de Justicia de la Nación, esa es la verdad que no dejó Irinea Buendía Cortés que se ocultara.
Pese a las amenazas para ella y su familia, no se dejó amedrentar y negó en todo momento que lo ocurrido con su hija hubiera sido un suicidio, para desmontar la mentira, se convirtió en una investigadora para dar con la verdad.
Trece años después, con 150 audiencias a cuestas y 30 testigos, el sistema judicial del Estado de México corrobora la afirmación de doña Irinea: la abogada Mariana Lima Buendía fue asesinada por su entonces pareja sentimental, Julio César Hernández Ballinas, policía ministerial.
Esta sentencia se logra gracias a la resiliencia que desarrolló la señora Irinea, quien como muchas madres lo han tenido que hacer para evitar que se sepulte a sus hijas en mentiras e impunidad.
Su andar no fue solo, estuvo acompañado de organizaciones como el Observatorio Ciudadano del feminicidio y Justicia Pro-persona, quienes ayudaron a documentar todas las falencias que sostenían la mentira y que ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) lograron la sentencia Mariana Lima, para que todos los crímenes contra mujeres se investiguen desde el primer momento como posibles feminicidios.
La sentencia de 70 años llega ocho años después de que la SCJN obligó a las autoridades de Justicia del Estado de México, a reabrir el caso de Mariana Lima para investigarlo por feminicidio y dejar el camino de la mentira del suicidio.
La prisión contra Julio César, como bien lo señala doña Irinea, es para todas las mujeres, porque quita de la sociedad a un feminicida y porque a partir de ahora este es el estándar de medición para la justicia en todo el país. Si se pudo con Mariana Lima por qué no con las miles de mujeres que fueron asesinadas por ser mujeres.
La sentencia es agua fresca en el camino para miles de madres que siguen buscando justicia para sus hijas, porque en este país sólo 25 de cada 100 crímenes dolosos contra mujeres y niñas es catalogado como feminicidio.
Todos los insumos vertidos en este largo proceso, que además ha sido terriblemente doloroso, desgastante emocional y económicamente para la familia de Mariana Lima Buendía, son las herramientas que deben usarse por todas las instancias judiciales para saldar la deuda de la impunidad que lastima a toda la sociedad.
Incorporar los peritajes sociales, que contextualizan la violencia feminicida para explicar lo que vivimos las mujeres en México, no sólo es necesario, es imposible de ignorar para entender por qué nos matan.
El camino no concluye aquí, doña Irinea ya anunció que presentará al Senado la Ley Marina Lima, para que todos los asesinatos de mujeres y niñas sean investigados como feminicidios.
La fuerza de estas mujeres es la que hace que, en este país, la esperanza no se agote y que la fuerza violeta siga inundando las calles pese a los muros de metal y de razonamiento que se han colocado desde el poder para impedir escuchar las exigencias de las ciudadanas.
*Este texto se publicó originalmente el 16 de marzo en CIMAC noticias.