'Humbug': el punto medio perfecto de los Arctic Monkeys
California comenzó a seducir a los Arctic Monkeys mucho antes del AM de 2013.
Por primera vez, la banda se mudó de su natal Sheffield para producir en su totalidad el que sería su tercer material de estudio llamado Humbug, el álbum más maduro que la banda había entregado hasta entonces.
Fue el Rancho de la Luna en Joshua Tree, California, donde Alex Turner y compañía compartieron estudio con Josh Homme ( líder de los Queens of the Stone Age) para que él, junto con el viejo conocido productor de los monos, James Ford hicieran su magia desde la consola de producción. La decisión de encerrarse en un estudio para producir este disco fue más allá del hecho de trabajar con Homme, pues realmente necesitaban enfocarse y sabían que en Inglaterra eso ya no era posible, pues como bien dice Jamie Cook allá se está a media hora máximo de la civilización y eso ya no les funcionaba.
Si bien, Turner siempre fungió como el compositor principal de la banda, es aquí donde se puede notar que toma la batuta en dicha tarea, pues líricamente hablando, es quizás donde escuchamos los últimos vestigios de las anécdotas adolescentes de la banda, antes de que se mudaran a Estados Unidos y crearan personajes que hasta hoy los acompañan en el escenario: El Alex Turner que aspira a ser una especie de Jim Morrison o el típico señor gringo californiano dueño de una mansión en Malibú donde hace fiestas con las modelos americanas y sus amigos más populares del rock.
Al respecto, en una entrevista para la revista NME en 2009, a escasos días de haberse lanzado el disco, se les preguntó sobre las letras y el proceso de composición y Nick O’Malley respondió que prefiere tratar de descifrar por sí mismo las letras que Alex lleva al estudio porque de preguntarle, saben que de todas maneras les va a mentir.
Así es como podemos imaginar que en “My Propeller”, track que abre el disco, se encuentra un sentido de urgencia y desesperación por buscar a alguien que nos saque de algún hoyo emocional. Sin duda, un tema sugestivo que invita al escucha a sumergirse en el mismo embrollo confuso.
En temas como “Dangerous Animals”, es donde la banda destilan lujuria desenfrenada, seducción hasta en los riffs de guitarra que destacan en esta canción. Le sigue una de las baladas más enternecedoras que nos haya entregado los Arctic Monkeys en toda su discografía, “Secret Door”, el momento de calma perfecto para este álbum.
Pero es en tracks como “Potion Approaching” donde aún podemos notar que la esencia de los Arctic Monkeys aún estaba intacta, aquella que los llevó a entregar dos primeros álbumes que cimentaron las bases de lo que hoy son como banda. Sin embargo, hacia el final de la canción también se refleja la producción de un Josh Homme que supo explotar perfectamente a los músicos que tenía enfrente, el bajo de Nick O’Malley no nos dejará mentir.
Mención aparte merece “Cornerstone”, segundo sencillo promocional que se quedó en la memoria colectiva de sus fans (y los no tanto), gracias a ese video donde se ve a un Alex Turner cantando y bailando mientras suplica volver a ver a un amor platónico: “Tell me where's your hiding place, I'm worried i'll forget your face”.
Es en “Fire and the Thud” donde se hacen acompañar, por primera vez, de una voz invitada. Alison Mosshart de The Kills, misma que ya había colaborado con Turner en “Paris Summer” de los Last Shadow Puppets, hace la segunda voz en este tema y es así como la nueva vida de los Arctic Monkeys se refleja también en su música, pues pasaron de ser una banda local en Inglaterra, a codearse con los proyectos y artistas americanos que nunca imaginaron: los mencionados The Kills, Brody Dalle, The Strokes y hasta Puff Diddy.
Para Turner, el Humbug se volvió más personal y él mismo así lo expresa en dicha entrevista pues admite que para ese entonces se volvió más cauteloso, confiesa al mismo tiempo que el haber escrito más lo hizo ganar confianza en sí mismo, se sentía más cómodo hablando de su papel como compositor.
En este tercer disco, por primera vez los Arctic Monkeys salieron de su zona de confort y curiosamente en canciones como “Pretty Visitors” o “Crying Lightning”, Humbug destaca y brilla por sí mismo para demostrar que éste es el perfecto punto medio donde los Arctic Monkeys nos entregaron lo mejor de su discografía.
Si te perdiste el #Vintage909 donde revisitamos este álbum a 10 años de su lanzamiento, vuelve a escucharlo aquí: