El artista visual Jaime Ruiz, nos comparte a través de su exposición titulada “Mantener hegemonías ha sido mi vicio y mi virtud”, su visión sobre los universos totalmente opuestos dentro de los que se ha desarrollado a lo largo de su vida: el rural y el urbano y con su trabajo responde a las preguntas: ¿Qué significa una transición de lo rural a lo urbano?, ¿pueden dos universos disímiles coexistir?

Jaime atribuye a Oaxaca una gran parte de su formación como artista, por su semejanza a un “centro cultural” compuesto por la infraestructura que artistas como Francisco Toledo han montado con la intención de seguir una tradición de compartir la abundancia de sus prácticas artísticas con los demás.

“...Estando ahí y creciendo ahí, parece que es normal, piensas que en todos los lugares hay la misma accesibilidad al arte o a la cultura y no es así”, explicó Jaime al comparar su experiencia como artista en Oaxaca con otros estados de la República Mexicana.

Ruiz nos habló también sobre su experiencia y desarrollo en “La curtiduría”, centro cultural fundado por la curadora Olga Margarita Dávila, junto con el artista contemporáneo Demián Flores, un espacio bastante importante para una generación completa de artistas, en el que para Jaime, cobró sentido el poder entablar un diálogo con su raíz, con su origen, con una cuestión bastante autobiográfica que desde ese momento funcionó como parte esencial de su trabajo.

Jaime Ruiz nos platicó también acerca de la parte “opresiva” de Oaxaca: “La cuestión identitaria o regional es muy compleja, por que si no eres parte de una de las grandes identidades regionales como la Zapoteca o la Mixteca, quedas como en una especie de limbo identitario. Digamos que yo estaba en esa condición. Y el arte me ha ayudado mucho para entender ciertas ventajas de esta situación que en un inicio se presenta como opresiva, y transformarla en una ventaja de producción estética o una herramienta de investigación, de autoconocimiento”.

Su exposición “Mantener hegemonías ha sido mi vicio y mi virtud” hace referencia a todos esos objetos que simbolizan un desencuentro entre las comunidades rurales y urbanas; en el cómo los habitantes de las comunidades rurales aspiran a ser habitantes de la ciudad. Desde su experiencia personal, Jaime nos compartió haber vivido un proceso bastante similar, refiriéndose a la migración de su familia, motivada por todas las promesas modernas progresistas referentes a temas de salud pública, mejor educación y formas de vida. “El hecho de migrar de una zona rural a una zona urbana se vuelve una transición que uno no termina de comprender”, mencionó.

De dicha transición compleja surgió un proceso de desencuentro con su identidad Oaxaqueña, lo que despertó al mismo tiempo su profundo interés por ciertos objetos que eran parte de esa transición, como los tinacos o las moto taxis, objetos que adquieren significados completamente distintos en el campo y en la ciudad.

Entre las piezas que componen su exposición para Galería L “Rotante” , se encuentran los llamados “Retratos ficcionales del agua”, unas huellas de tinacos convencionales plasmados sobre grandes lienzos de algodón, teñidos en Teotitlán Del Valle, Oaxaca, con pigmentos naturales como flor de pericón y esmalte para autos.

Jaime Ruiz también nos cuenta un poco sobre su serie “Colonízame- colonizador-colonizado”, compuesta por figuras de pinos aromatizantes convencionales -fabricados en Estados Unidos- cubiertos de distintos tipos de tierra oaxaqueña, aludiendo a la técnica de óleo y tierra, sumamente tradicional en la pintura de Oaxaca. Jaime propone el recubrimiento de estas piezas como una protesta conceptual, “Como la recuperación de una especie de objeto norteamericano, volviéndolo oaxaqueño, como reclamando una especie de derecho de piso”.

La exposición “Mantener hegemonías ha sido mi vicio y mi virtud” de Jaime Ruiz Martinez, se exhibe actualmente en el espacio digital “Rotante” por Galería “L”. Además cuenta con dos exposiciones físicas sucediendo en la Casa de la Cultura Oaxaqueña.