Música con poderes curativos e introspectivos: Briela Ojeda en el Carnaval de Bahidorá
Fotos: Esteban A. Catalán
Eran las 3:55 p.m. y de fondo se podía escuchar el sonido del río en Las Estacas, Morelos. A un lado, se encontraba el escenario La Estación, donde la gente podía sentarse a relajarse un rato, escuchar música en vivo y conectar con la naturaleza. Si bien, en el escenario principal del Carnaval de Bahidorá hay vegetación, es en La Estación donde ocurría la inmersión completa a paisajes que nos hacían escapar de lo urbano.
En el escenario, una persona usaba un instrumento similar a los cascabeles para crear un sonido pacífico, como si simbolizara un ritual a punto de empezar, acompañado también por efectos de sonidos de aves y viento. Al poco rato, entró una persona, Lalo Cortés, y dejó un espacio abierto en medio, para, se podía intuir, la cantautora criada en Pasto (Nariño, Colombia), Briela Ojeda.
Tomando su guitarra, Briela nos introdujo a su mundo de naturaleza, frescura, ternura y vulnerabilidad con “Luna Munay” donde la voz de Briela y Lalo, entre sonrisas y miradas, se entremezclaban a la perfección. Briela también nos cantó la misteriosa canción “Búhoz” y “Quesquequerés”. Posteriormente, tocó “Naríz Con Raíz”, una de las más estimadas por su público y con la que las personas corearon la voz de la artista.
Sobre “Naríz con Raíz”, Briela expresó que iba sobre “esa semillita de voluntad que tenemos” y no dejar que se meta en “el lodo o caca”, haciendo reír a quienes la contemplaban. Pasó también por “Doña Justicia”, en el que un grupo de mujeres comenzaron a cantar la letra de la canción al son de “Yo soy la bruja, soy la hechicera, la maga de magas” para continuar con una de las canciones más preciosas de su disco debut, Templo Komodo (2021, Sello In-Correcto): “Liviana”.
Antes de comenzar con “Liviana”, Briela exclamó que esta canción iba a ir dedicada a todas las personas que estuvieran menstruando ese mismo día, pues algo que le importa, es cómo se habla y se representa la menstruación, expresando la importancia para nosotros, como seres humanos, de cambiar ese estigma y tabú alrededor de ello.
Briela nos meció mientras cantaba “Liviana, liviana déjalo pasar / Liviana, liviana, suelta y deja dar”, generando una tranquilidad que se acentuaba con su sonrisa al cantar, invitándonos a todos a aprovechar este momento de tranquilidad para reconectar con el río, los árboles, la naturaleza en general. Sin duda alguna un show mágico, una curita al alma y al corazón.
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