Blur: 30 años de britpop. ¡La vida moderna es basura!
"Él es un chico del siglo XX con sus manos en los rieles, intentando no enfermarse de nuevo y aferrándose al mañana". Así de contundente es el inicio del disco que inaugura la era del britpop, el reconocido a través de los años Modern Life is Rubbish del cuarteto de Colchester, Blur.
Ya pasaron 30 años de su lanzamiento y su importancia en la música del fin del siglo XX, se hace sentir con cada año que pasa.
¿Cuál es la relevancia del disco? ¿Por qué tanto culto alrededor de él? Blur se presentó al mundo a finales de 1990 con el sencillo "She's so High", una especie de balada ácida, que oscila entre el sonido Manchester, la onda de baja vibración del shoegaze y la psicodelia que rondaba en Londres en el final de los sesenta. El impacto de "She's so High" y el sonido de Blur se sintió en el Reino Unido al año siguiente con el lanzamiento de su primer álbum Leisure, una extraña colección de tracks con tendencia hacia el sonido Manchester, las cajas de ritmo del house -curiosamente estos dos ritmos, ya iban "de salida" para 1991-, y tres temas, aparte de "She's so High", que dejaron claro que Blur no era una banda más de un solo éxito, además de mostrar que dos nuevos genios británicos del rock, estaban arribando a la escena: Damon Albarn con su seductora personalidad, y Graham Coxon, quien se convertirá en el máximo guitarrista inglés de su generación.
"Bang", tercer single del álbum, "Sing" que aparecerá en la película Trainspotting en 1996 y el segundo sencillo del disco, el super hit "There's No Other Way", que se volvió el éxito del verano del '91 en el UK Official Chart, son los tracks en cuestión.
Editados por Food, una filial de Parlophone, a su vez filial de EMI, para lanzamientos de rock "independiente", los de Colchester consiguieron ser lanzados en Estados Unidos por SBK, filial de EMI America, todo esto gracias al éxito de "There's No Other Way", que se colocó como un tema trascendente de rock alternativo en las college radio, y la misma Rolling Stone, que los publicaba con fuerza en un momento donde el rock alternativo explotó en el mainstream estadounidense, aún antes de esa revolución llamada grunge.
Todo parecía prometedor para Blur, quienes decidieron invertir lo ganado con Leisure, en una gira por Estados Unidos en 1992. Aquí comienza el camino del éxito de Blur, pavimento sobre las piedritas, la paradoja del éxito y el rechazo y los malos timing por los que ha atravesado la banda desde entonces.
La gira por Estados Unidos fue un fracaso que los dejó al borde de la quiebra; su single "Popscene" que presentó al público británico su nuevo sonido, ni siquiera rozó el Top 10 y su contrato con Food estaba tambaleándose. La amarga experiencia de 1992 para Blur cimentó las bases de lo que hoy conocemos como britpop.
En Estados Unidos Damon Albarn observó el ascenso y coronación del grunge en vivo y a todo color. Miró como se reprodujo hasta la náusea y como los "americanos" estaban orgullosos de su nuevo sonido, como lo abrazaron en su propio contexto y como las otras propuestas alternativas del momento eran rechazadas por el público pero sobre todos, por la crítica y la industria discográfica estadounidense. Así nace LA VIDA MODERNA ES BASURA.
El disco se iba a llamar de hecho LA VIDA MODERNA ES MUGRE, Modern life is grunge pero ya en sí, las palabras de Albarn dejaban en claro que había una declaración de guerra a los "americanos", que los británicos de los años noventa, responderían a la invasión del grunge con todo lo que llevaban bajo el brazo: el orgullo por su pasado musical y la crítica al estilo de vida de la Gran Bretaña.
Producido por el mismo equipo encargado de Leisure, Steve Povell, Steve Power y Stephen Street, quien es para el rock inglés alternativo lo que es Butch Vig para el grunge, Modern Life… encuentra la verdadera voz y sonido de Blur. Se convierte en el molde y modelo a seguir para el resto de las bandas de britpop en lo que seguirá de ahí en adelante hasta el final de los noventa.
La potencia de sus letras son una descripción casi fotográfica del momento en que fue creado, la decepción en "For Tomorrow", la cual es casi una canción de grunge si la pensamos desde su tristeza y decepción; las presiones del mundo acelerado de las clases medias y bajas en "Advert"; lo plástico y artificial de un mundo basado en el consumo "Chemical World"; la melancolía del amor adolescente en "Blue Jean"; la sátira del cliché inglés de su idiosincrasia en "Sunday, Sunday"; la potencia instrumental y de arte objeto en esas maravillas llamadas "Intermission" y "Comercial Break". Así, en Modern Life is Rubbish nace el genio Damon Albarn, que abiertamente le declara la guerra al grunge, consiguiendo el desprecio eterno de la crítica estadounidense. Un hecho, Blur jamás ingresará al Salón de la Fama del Rock and Roll, es su castigo por retar al mainstream "gabacho". También nace la identidad del britpop, aquí muchos dirán "Suede lo hizo primero", pero la respuesta es no. La única coincidencia entre Suede y el britpop son el espacio tiempo, después se subirán al "tren" y serán uno de los seis pilares del movimiento pero la verdadera declaratoria y manifiesto es Modern Life is Rubbish. También nace el genio musical llamado Graham Coxon, multiinstrumentista, admirado por otros genios como Brian May, Noel Gallagher, y el mismísimo Paul McCartney.
Modern Life is Rubbish es el producto de un manifiesto bien pensado y bien aterrizado desde el terreno de lo creativo. En él viven la sátira y rebelión de los mods con bandas como The Kniks o Small Faces, viven a su vez los anarquistas con su graffitti "la vida moderna es basura"; el arte gráfico, el cual es importantísimo y súper trascendente en la obra de Blur, detalle que los ha acercado a trabajar con leyendas como el mismo Banksy, en este caso está a cargo de Paul Gribble, que pinta a la locomotora de vapor Mallard, símbolo británico de la Primera Guerra Mundial; existe también la bretaña de la era del new wave y los ídolos previos a su mejor tiempo, de hecho, bien podría ser la imagen de Blur un product placement de la moda inglesa con marcas como Dr. Marteens, Fred Perry, Ben Sherman, etc.
Con una recepción discreta en las listas del Reino Unido, pero mejores críticas, Modern Life is Rubbish, es una obra revalorada con el tiempo, un disco de culto que empuja por su lugar en una discografía sorprendente y en ascenso. Aquí comienza esto de que cada disco de Blur supera al anterior a través de los años noventa. Cuatro años después Blur era ya una leyenda viviente que había pasado del fracaso al estrellato, y luego al super estrellato y luego al fracaso de nuevo. Y justo después de aquello, ese movimiento que crearon en respuesta al grunge, que también ya estaba muerto, fue asesinado por sus creadores, quienes, de manera irónica, se rindieron en influencia y tributo al sonido al que le declararon la guerra en el lejano 1993, año donde la vida moderna fue basura.